Durante los últimos dos años no hemos parado de escuchar o leer noticias sobre la importancia de la salud mental. Como digo muchas veces, hacer una distinción entre salud mental y física, es algo que me resulta extraño, ¿cómo podemos separar una cosa de la otra?, ¿podemos separar nuestro cerebro del resto del cuerpo?.
Lograr el equilibrio cuerpo-mente puede resultar difícil, sobre todo si solamente atendemos a los síntomas físicos y el resto queda en un segundo plano.
Es importante comprender que nuestra SALUD (física y mental) es fundamental en cualquier etapa de nuestra vida, desde que somos niños, pasando por la adolescencia, la adultez y finalmente la vejez.
¿Qué vas a encontrar en esta entrada?
Alimentación
Ya conocemos la importancia de llevar una alimentación saludable, pero ha llegado la hora de alimentar a nuestro cerebro, porque la alimentación afecta a nuestra salud mental.
Estómago, intestino y cerebro están conectados. La serotonina, que regula el estado de ánimo, conecta con el cerebro de manera intensa. Únicamente el 5 por ciento de la serotonina del cuerpo se produce en el cerebro; el resto se fabrica, almacena y activa en nuestro intestino.
Diferentes estudios han concluido que una mayor ingesta de frutas y verduras puede predecir un aumento de la felicidad, la satisfacción con la vida y el bienestar.
«El 20 por ciento de todo lo que comemos va al cerebro. Incorporar los siguientes alimentos en las comidas pueden mejorar cómo nos sentimos: mariscos, pescados, verduras, nueces, legumbres y un poco de chocolate negro». (Dr. Drew Ramsey).
Gestión del estrés
¿Quién no ha dicho nunca que está estresado/a?. Es algo muy común en nuestro día a día. El trabajo o el no tenerlo, la familia, la salud, pagar las facturas, estar estupendo/a….. múltiples «exigencias» que nos imponemos de alguna manera.
Vamos a diferenciar estrés agudo de estrés crónico:
- Estrés agudo. Ese que a corto plazo desaparece muy rápido. Lo podemos sentir muchas veces a lo largo del día. Nos ayuda a gestionar las situaciones peligrosas o que sentimos que lo son. Nos permite adaptarnos.
- Estrés crónico. Ese que continúa durante semanas o meses. Nos podemos acostumbrar tanto a este tipo de estrés que no nos damos cuenta de que es un problema y que podría causar problemas de salud.
Cuando el estrés nos hace sentir que las situaciones escapan a nuestro control, se produce un aumento del cortisol. Esta hormona es necesaria para regular muchas funciones, pero cuando se produce un desequilibrio y este es crónico, puede alterar al sistema inmune, alterar el metabolismo, provocar diabetes, osteoporosis, fatiga, etc. Además, tienen efectos negativos en el funcionamiento del cerebro y en el estado de ánimo.
Ejercicio
Ya conocemos el dicho de «men sana in corpore sano». Sin entrar a valorar la forma en la que se cuidaban los romanos, podemos cambiarlo y decir «corpore sano in men sana» (tanto monta, monta tanto). Es importante realizar algún tipo de ejercicio (uno que nos guste sería lo ideal), para conseguir el equilibrio necesario.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), uno de las factores de riesgo que más influye en nuestro estado de salud en general, es la inactividad física.
Un investigador alemán, Henning Boecker (2008), midió los niveles de endorfinas en diez corredores antes y después de una carrera de dos horas, también utilizó un test psicológico para analizar el estado anímico. Demostró que se producía un aumento del nivel de endorfinas en distintas áreas del cerebro, como cuando nos enamoramos o escuchamos música que nos gusta.
Realizar ejercicio nos proporciona muchos beneficios positivos para la salud mental:
- Elimina el cansancio mental.
- Incrementa los glóbulos rojos, ayudando a que el oxígeno fluya en el cerebro.
- Mejora la memoria, la creatividad y el aprendizaje.
- Es un antidepresivo.
- Previene el envejecimiento.
- Puede ayudar a prevenir la enfermedad de Alzheimer.
- Nos protege contra lesiones cerebrales.
Relacionarnos
Un estudio de Harvard lleva 80 años investigando sobre la salud y la felicidad. El estudio afirma que los beneficios de crear vínculos personales plenos son inmensos: ayuda a retrasar el deterioro mental, mantiene la capacidad de memoria, gestiona el estrés y ayuda a dormir mejor.
Construir relaciones profundas y plenas no es algo tan fácil. Es importante mantener lazos con otras personas, aunque en ocasiones existan conflictos. Lo importante es solucionarlos y confiar en que los demás apuesten por mantenerse ahí, lo que indicará que existe una conexión por ambas partes. Y por supuesto, es fundamental alejarse de aquellas relaciones que nos desestabilizan.
Otros factores
- No fumar, no beber y por supuesto no tomar drogas. Cualquier sustancia tóxica puede llegar a alterar nuestra percepción de la vida.
- Delegar responsabilidades. Aprender a decir que no y no cargarse de responsabilidades que otros pueden hacer por nosotros.
- Dedicarnos tiempo. Leer, pasear, ver una buena película, escribir… ¡lo que más te guste!. Haz una lista de cosas agradables que te conecten contigo mismo/a.
Además de lo indicado en este post, si padeces algún tipo de afección, es conveniente hablar con un profesional de la salud antes de probar cualquier terapia.
Referencias
Boecker, H., Sprenger, T., Spilker, M. E., Henriksen, G., Koppenhoefer, M., Wagner, K. J., Valet, M., Berthele, A., & Tolle, T. R. (2008). The runner’s high: opioidergic mechanisms in the human brain. Cerebral cortex (New York, N.Y. : 1991), 18(11), 2523–2531. https://doi.org/10.1093/cercor/bhn013
Psicóloga General Sanitaria
Nº de colegiada: MU04008