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Nunca he sido de mucho dormir, no nos vamos a engañar, pero últimamente me estoy empezando a preocupar porque aunque la mayoría de las veces me levanto sin la sensación de necesitar dormir más, en otras ocasiones daría muchas cosas por poder seguir durmiendo.

Dormir es otra de las funciones corporales básicas de nuestro organismo. Gracias al sueño nos reponemos del desgaste físico y mental que conlleva nuestra actividad diaria.

Además, no podemos olvidar que la «privación de sueño», también conocida como «tortura blanca», se ha utilizado como un método para atormentar en muchas ocasiones, a lo largo de la historia. Cuando una persona permanece durante mucho tiempo privado de sueño pierde sus capacidades cognitivas y puede sufrir alucinaciones (esto en caso extremos. Que se lo digan a Rio, el personaje de La Casa de Papel).

 

¿Cuántas horas hay que dormir, cuántas son suficientes?

La cantidad de sueño que se necesita depende de varios factores, especialmente de la edad (de ahí lo de dormir como un bebé). Aunque las necesidades varían de manera significativa entre personas, existen algunas pautas generales según los diferentes grupos de edad:

Grupo de edad Cantidad de horas de sueño recomendada
Bebés de 4 a 12 meses De 12 a 16 horas cada 24, incluidas las siestas
De 1 a 2 años De 11 a 14 horas cada 24, incluidas las siestas
De 3 a 5 años De 10 a 13 horas cada 24, incluidas las siestas
De 6 a 12 años De 9 a 12 horas por cada 24
De 13 a 18 años De 8 a 10 horas por cada 24
Adultos 7 horas por noche o más

Dormir como un bebé

Definitivamente, no duermo lo suficiente.

¿Qué otros factores influyen en las horas que dormimos?

  • El género. Los problemas de insomnio afectan a mayor número de mujeres que de hombres (mira que lo venía venir).
  • La situación de vida y algún estresor puntual. Situaciones como cambiar de domicilio, el nacimiento de un hijo, un proyecto del trabajo, estar en época de exámenes, etc. pueden ocasionar peor descanso. Las preocupaciones pueden dificultar dormir lo suficiente, sobre todo si nos las llevamos a la cama (ojo con consultarlas con la almohada).
  • Problemas de salud. Padecer alguna enfermedad aguda o crónica es un factor para un peor descanso. El dolor suele empeorar por las noches y es uno de los factores que más acompaña a los problemas de sueño.
  • Cambios en las rutinas habituales. Cambios de turno, viajes a países de zona horaria diferente o cualquier transición vacaciones – trabajo, puede afectar a nuestro ritmo habitual de sueño.
  • Estado de ánimo. El insomnio es uno de los síntomas presentes en los trastornos del estado de ánimo como la depresión y la ansiedad. Es importante señalar que el insomnio no tratado puede suponer otro factor de riesgo para sufrir una recaída en personas que han padecido depresión.

¿Cómo saber si estamos durmiendo las horas que necesitamos?

Si, por alguna razón, no estamos satisfechos con la cantidad o calidad de nuestro sueño o si queremos mejorarlo, podemos hacerlo (estoy tomando nota):  

  1. Llevar un diario de sueño. A qué hora nos vamos a dormir, cuando nos levantamos, si ha sido un sueño de calidad, si nos hemos despertado varias veces, etc.
  2. Intentar no usar un despertador. Parece difícil, pero al final uno se acostumbra (yo no lo uso). Podemos aprovechar las vacaciones para probar.
  3. Exponernos al Sol. Es importante que nuestro cerebro procese los cambios de luz y oscuridad para que nuestro reloj interno funcione adecuadamente. No hace falta que sea durante horas, con unos minutos ya le estamos enviando información a nuestro procesador principal.
  4. Tener ritmos regulares de sueño. En otras palabras, intentar irnos a dormir o salir de la cama a la misma hora. 
  5. Dejar los móviles, las tablets o la televisión para otro momento. Seguro que mañana eso que estamos mirando seguirá ahí.

Dormir y tecnología

«De razones vive el hombre, de sueños sobrevive». (Miguel De Unamuno)

 

Sueño y Salud

Si no dormimos lo suficiente, nuestro cerebro y nuestro cuerpo no se recuperan como sería conveniente y nos puede ocasionar muchos problemas o aumentar el riesgo de padecer alguna enfermedad.

  • Problemas de concentración, de memoria, mal humor, reacciones exageradas, etc.
  • La falta continuada de sueño se ha asociado en numerosos estudios con hipertensión, ataques cardíacos y accidentes cerebrovasculares, obesidad, diabetes, depresión y ansiedad, disminución de la función cerebral, un sistema inmunitario más debilitado, tasas de fertilidad más bajas y trastornos psiquiátricos.

Tratamientos para el insomnio

No todos los tratamientos o terapias funcionan igual para todos. Es importante que nos conozcamos bien para poder utilizar las herramientas adecuadas que nos permita crear un nuevo hábito para dormir.

Ya sabemos que crear un hábito no siempre es tarea fácil. Empieza por algo fácil. Si te resulta muy complicado, no va a funcionar. Algo que sea simple y automático, que no requiera mucho esfuerzo.Lee los siguiente puntos y comienza a utilizar aquellas cosas que mejor encajan contigo.

  • Cambios en el estilo de vida: tomar menos café, menos alcohol, no cenar mucho o no fumar antes de dormir, hacer ejercicio regularmente, tomar una infusión natural, etc.
  • Hacer terapia: la terapia cognitiva-conductual, puede ayudar a aliviar la ansiedad relacionada con el insomnio crónico. Las técnicas de relajación y de control de estímulos reducen un elevado nivel de activación, que nos impide conciliar el sueño.
  • Medicación: el uso de benzodiazepinas está muy extendido y tiene algunas ventajas, pero realmente no soluciona el problema. Suponen un alivio inmediato, pero puede tener consecuencias al dejar de usarlas: el efecto rebote y el riesgo de dependencia.

Y para finalizar, si quieres probar a relajarte, me gustaría dejarte un audio de cinco minutos para que lo utilices cuando estés preparado/a. ¡¡¡ Felices sueños !!!

 

Si padece algún tipo de afección médica o psicológica, es conveniente hablar con un profesional de la salud antes de probar cualquier terapia, para recibir el tratamiento adecuado a nuestra situación.